Felipe de la Garza, el desafortunado caudillo de Tamaulipas

Por: José Luis Aguilar Guajardo (IIH-Universidad Autónoma de Tamaulipas)


Felipe de la Garza Cisneros nació en la villa de Soto la Marina, provincia del Nuevo Santander en 1784. Sus padres Eusebio de la Garza y Tomasa Cisneros Guerra pertenecieron a la élite local neosantanderina que relevó en el poder político y económico a la familia Escandón y sus allegados. Desde muy temprana edad adquirió las cualidades de jinete y soldado características de los hombres que habitaron el septentrión novohispano.

            En Soto la Marina, su solar natal, participó desde joven en la guerra promovida por Félix María Calleja y Manuel de Escandón contra los indios de la Sierra de Tamaulipas la Vieja durante la década de los noventa del siglo XVIII. Estos sucesos de armas le permitieron incorporarse más adelante a la milicia, ganándose la confianza y el respeto de personajes de la talla de Joaquín de Arredondo, quien para 1811 ocuparía el cargo de comandante de la Huasteca y gobernador del Nuevo Santander. El posterior ascenso de Arredondo a la comandancia general de las Provincias Internas de Oriente es fundamental para entender el encumbramiento político de Felipe de la Garza a comienzos del siglo XIX.

Fue también este personaje uno de los principales promotores del cambio de la villa de Soto la Marina a su lugar actual, ya que en 1809 una epidemia de fiebre amarilla asoló el asentamiento original establecido desde 1750. En aquel triste episodio, perdió a tres hijos pequeños y más tarde, en 1812 también fallecería su primera esposa Inés Arizpe, quien ha sido referida en algunas fuentes bibliográficas como pariente cercana del cura de Borbón Miguel Ramos Arizpe.

Durante la segunda década del siglo XIX es nombrado jefe de armas de la estratégica plaza de la Marina donde custodiaba y controlaba el tráfico de mercancías que se movían por el llamado puerto de Santander. En este puesto enfrentó al ejército de Xavier Mina que desembarcó el 22 de abril de 1817. Mina y su gente lograron derrotar a los realistas liderados por De la Garza en el paraje de la hacienda de la Puerta seis días después. A causa de ello, se replegó para unirse a las fuerzas de Arredondo que viajaron de Monterrey hasta Soto la Marina para destruir el fuerte que ahí habían construido los insurgentes, logrando recuperar la importante plaza portuaria.

Para 1821 el triunfo de la Revolución de Independencia y la exaltación de los mártires insurgentes como Mina trajeron las primeras consecuencias adversas sobre la opinión pública de nuestro personaje al señalársele su origen realista. No obstante, tras el juramento del Plan de Iguala en el Nuevo Santander el 7 julio de aquel mismo año, logró posicionarse como el hombre fuerte de la provincia al ser nombrado por el cabildo de Aguayo como primer gobernador independiente. 

El 19 de julio de 1822 recibió el grado de coronel de parte de “Su Majestad Imperial” Agustín de Iturbide en virtud de su colaboración y “méritos personales” y el 5 de agosto fue nombrado comandante de las Provincias Internas de Oriente. Al parecer estas graduaciones militares se le otorgaron más por cuestiones estratégicas y diplomáticas, que por alguna participación destacada en la lucha armada por la Independencia.

General Felipe de la Garza, retrato elaborado por el autor

Para el 26 de septiembre del mismo año vuelve a protagonizar un suceso histórico con ecos nacionales al encabezar una rebelión en contra de Iturbide. La principal razón de su desobediencia, como él mismo argumentó, se debió al despotismo con que había actuado el monarca al disolver el congreso que intentaba promulgar una constitución política para el primer imperio mexicano. Dentro de la historiografía tradicional se ha dicho que De la Garza actuó por cuenta propia. No obstante, existen evidencias documentales que manifiestan que “fue seducido por las intrigas de los agitadores” de la ciudad de México. Algunos de los detractores de Iturbide que tuvieron influencia en De la Garza fueron Carlos María de Bustamante, Miguel Ramos Arizpe y Antonio López de Santa Anna.

Aquella rebelión en el Nuevo Santander fue sofocada rápidamente ya que los agentes del imperio dieron rápido aviso sobre los movimientos de la gente de De la Garza y por esa razón fue desplegado al instante un escuadrón al mando del brigadier Zenón Fernández que partió desde su cuartel general en San Luis Potosí hasta Soto la Marina. Al llegar a su destino, los soldados imperiales se percataron de que De la Garza había escapado rumbo a Monterrey. Los pocos insurrectos que acudieron a la reunión secreta fueron disueltos en el acto, dando fin a este episodio que se puede considerar como el preludio del Plan de Casa Mata que un año después acabó con el primer imperio mexicano. 

A pesar de su acto de rebeldía en contra del Imperio, De la Garza fue perdonado por el emperador debido a su fuerte influencia política y económica en las Provincias de Oriente. Después de la reconciliación y el indulto regresó a Soto la Marina en donde se dedicó a atender sus negocios personales. No obstante, su derrota en aquel entonces fue tema de conversación a nivel nacional y en los encabezados de algunos periódicos se leía que “Iturbide había cazado Garzas sin disparar un solo tiro”.

 Al caer el primer imperio mexicano en 1823 obtuvo el importante cargo de brigadier de los ejércitos nacionales. Aquel mismo año contrajo segundas nupcias con María Antonia de la Serna y Paredes, logrando unir dos de los linajes políticos más importantes en el centro del Nuevo Santander.

En julio de 1824 su vida cambió radicalmente al convertirse en el captor de Iturbide. Después de un comportamiento errático que evidencia su incertidumbre respecto al destino del exemperador, decidió conducirlo a la villa de Padilla donde recién se había establecido el congreso local. Los diputados resolvieron fusilar a Iturbide apelando a un decreto de proscripción que, según los especialistas en el tema, no poseía soporte jurídico suficiente como para llevar a efecto la pena capital. Llegado el momento de la ejecución se decidió que De la Garza comandara el pelotón que arrancaría la vida al héroe de Iguala.

Iturbide siendo conducido por Felipe de la Garza pasa su última noche en la hacienda de Palo Alto, jurisdicción de Santillana. Dibujo realizado por el autor

Por aquellas acciones se le corroboró en el mando militar de la entidad y también fue reconocido por el congreso local como “Benemérito de la Patria” aunque tiempo después confesó que aquel título le repugnaba y que le había sido otorgado de manera intencional por algunos de los diputados con los que tenía serias diferencias en el ámbito político y personal. 

En 1825 se publicaba en París una obra con el nombre de Catástrofe de don Agustín de Iturbide que tuvo como intención fincar en De la Garza la responsabilidad por la muerte del ex-emperador, desvinculando a los verdaderos autores intelectuales que para entonces ocupaban los cargos de diputados en el congreso nacional y en el local de Tamaulipas. Por su parte, De la Garza recurrió a su colega Carlos María de Bustamante para hacer pública su versión de los hechos, misma que fue presentada en un panfleto en donde el tamaulipeco confesaba su profundo pesar por la muerte de quien antes le había perdonado la vida.

Casona que fincó el Gral. Felipe de la Garza en la nueva ubicación de la villa de Soto la Marina (ca.1810). Aquí estuvieron arrestados Iturbide y Carlos de Beneski antes de ser conducidos a Padilla

La sombra de Iturbide persiguió a De la Garza hasta sus últimos días. En septiembre de 1829 tendría el que quizá fue su último momento de gloria cuando participó junto a Manuel de Mier y Terán y Antonio López de Santa Anna en la Batalla de Tampico que dio fin a los intentos de reconquista de la monarquía española sobre México. Falleció en su villa natal de Soto la Marina el 29 de marzo de 1832 víctima de tuberculosis.


Fuentes consultadas

BUSTAMANTE, Carlos María de, El general D. Felipe de la Garza vindicado de las notas de traidor e ingrato con que se le ofende en un papel intitulado: Catástrofe de D. Agustín de Iturbide, aclamado emperador de México el 18 de mayo de 1822, México, Imprenta de Mariano Galván, 1826.

RAMOS AGUIRRE, Francisco, Felipe de la Garza, entre la espada y el poder, [obra inédita].

SALDÍVAR SILVA, Gabriel, Historia compendiada de Tamaulipas, México, Editorial Beatriz de Silva, 1945.

ZORRILLA, Juan Fidel, Carlos González Salas, Diccionario biográfico de Tamaulipas, México, Universidad Autónoma de Tamaulipas, 1984.

ZORRILLA, Juan Fidel, Dos Villas Tamaulipecas, Padilla y Soto la Marina, México, Editorial Porrúa, 1970. ZORRILLA, Juan Fidel, Los últimos días de Iturbide, México, Editorial Porrúa, 1969.

Sobre el autor: Licenciado en Historia por parte de la Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y Humanidades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Maestro en Historia y Estudios Contemporáneos del Noreste de México y Texas por El Colegio de Tamaulipas. Doctorando en Ciencias Sociales con orientación hacia Historia en El Colegio de Tamaulipas.

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